"No intente convertirse en un hombre de éxito, más bien,
intente convertirse en un hombre de principios". Albert Einstein
Hace algún tiempo leí una pequeña anécdota que me
gustó muchísimo, lamento no recordar el nombre de su autor y me disculpo por no
darle el crédito.
La historia en cuestión trataba de un padre que llevó a su hijo al cine y
cuando se disponía a comprar los boletos le dijeron que los niños menores de
seis años no pagaban. El papá informó que su hijo ya había cumplido los seis años y
por tanto no podía disfrutar de esa promoción. El taquillero se
sorprendió porque el niño parecía más chiquito y le señaló que si no se lo
hubiera dicho, ni cuenta se habría dado. El papá le contestó que tal vez él no
se hubiera dado cuenta de esa pequeña trampa, pero su hijo, sí.
Los valores parecen estar de moda o por lo menos
la palabra. Todo el mundo habla de la falta de valores que
caracteriza la sociedad actual y de la necesidad de que la escuela retome el
tema y mejore la metodología sobre la enseñanza de los
mismos.
La falta de valores pareciera ser la razón de todos los
males que nos aquejan como comunidad y, aunque en esto hay mucho de cierto, habría que cuestionarse si tenemos claro cuáles son esos valores o si realmente se
han perdido.
El diccionario define “valor”
de dos maneras:
2. “Conjunto de normas o principios morales e ideológicos que dirigen el comportamiento de una persona o sociedad”
Por otro lado, la parte de la filosofía que estudia la naturaleza
de los valores es la “Axiología y en esta disciplina existen diferentes escalas de valores. Por ejemplo, Max Scheler, el filósofo alemán
experto en fenomenología, ética y antropología filosófica, estableció la
siguiente escala:
1.
Los valores religiosos.
2.
Valores morales (Belleza, justicia, Verdad, Bondad)3. Valores Vitales (salud, condición física, longevidad);
4. Los valores de lo agradable (Comodidad, Placer, Riqueza);
El fallo más importante de estos programas de valores es que su
enseñanza se basaba en contenidos que hay que aprender, convirtiéndolo
en una asignatura más.
Otro fallo era el de
reducir la enseñanza de valores a la interacción social, incidiendo
únicamente en valores para la ciudadanía y
descuidando valores que están involucrados en la educación individual, mismos que inician
necesariamente con la formación de buenos hábitos.Hoy día se tiene acceso a estilos de vida y conductas que no siempre son los mejores ejemplos, pero que los medios de comunicación los han difundido como exitosos y placenteros, por lo que resultan muy atractivos para los educandos y acaban siendo adoptados por parecer “socialmente aceptados”.
No obstante, a pesar de las
condiciones tan adversas de una sociedad caótica que parece haber perdido el rumbo y que
ignora y condena el comportamiento
recto con mensajes relativistas y permisivos, es posible adquirir valores sin necesidad de enseñarlos como si
fueran una disciplina. La familia y la escuela
tienen la última palabra.
Seguramente habremos olvidado muchas de las cosas que nos decían nuestros padres o los buenos profesores, pero sin duda todos recordaremos su ejemplo, la fuerza que proyectaban y la admiración que provocaban. De esa gente es de la que hay que aprender y con su ejemplo hay que quedarse. Tenemos que dejar de hablar tanto de valores y empezar a practicarlos.
Hay una hermosísima frase que se le atribuye a Fernando Savater que dice:
"La ética no es hacer cosas buenas, sino hacernos buenos con las cosas que hacemos". Petra Llamas
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3 Comentarios
ESTOY DE ACUERDO, HAY QUE ENSEÑARLES QUE HAY COSAS QUE ESTÁN BIEN Y OTRAS NO. LA FELICITO MAESTRA, ES UN BUEN REGALO DE AÑO NUEVO. SALUDOS
ResponderEliminarEste artículo, de por sí muy cierto, me hace recordar un estudio publicado en a revista Semana, de mi país, Colombia, donde se hizo un estudio a más de 800 niños, sobre cómo asumían el concepto de justicia; desde los cuatro años los niños reaccionaban al concepto de injusticia en desventaja; pero sólo los de algunos países con mayor desarrollo reaccionaban positivamente ante la injusticia en ventaja; eso es lo que pasa en casi todos los países latinos, nos quejamos de la injusticia cuando somos los afectados, pero no de la injusticia cuando nos beneficiamos... definitivamente los valores no se enseñan, como usted lo dice... se vivencian con el ejemplo. Gracias!
ResponderEliminarMe encantó tu reflexión , zeidy, muchas gracias. Saludos
EliminarGracias por tus comentarios